miércoles, 3 de noviembre de 2010

Malos vientos

Malos vientos soplaron en el gallinero. Extraños al menos, pues no venían ni del norte, ni del sur ni del oeste cargados de la humedad del océano...vientos que no traían nada más que vacío. Extraño, pues no soplaba viento alguno. Eso es lo que dicen que pasó, pues la tormenta se desató sin viento, ni nubarron, ni estruendo meteoroógico. Pero todo eso dicen que hubo. Tormenta de ilusiones, pues el que quiso ver un reyno en la comunidad del gallinero sólo encontró gallinas y estiércol. Silbaron palabras cortantes como cuchillos, pues los caballeros de hoy en día no se baten en lides, sino que se sientan y hablan, y sin heridas a la vista no se sabe quién gana y quién pierde, ni qué cosa gana el que gana ni qué pierde el que pierde. Extraños comportamientos!. Tocados quedaron algunos, tanto los que participaron como los que presenciaron los hechos. Trocáronse en desventura los sueños que habían revoloteado entre plumas y briznas de paja. Sueños de que el Reyno de la Gallinería podía establecerse en la vega del Jarama. Un reyno donde estarían presentes todas las virtudes con las que generaciones enteras habían soñado, sentadas a las puertas de sus casas, mirando el atardecer, que es un tiempo propicio para soñar...Pero qué clase de reyno puede establecerse sin un rey que lo guíe por sabios caminos? Extraños tiempos.

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